"Un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Concordia y el Instituto Neurológico de Montreal y la Universidad McGill, demostró que tocar un instrumento musical antes de los 7 años, ayuda a fortalecer el cerebro.
Se generan cambios duraderos en la estructura cerebral y en las habilidades motoras, ya que para tocar un instrumento, se requiere del uso de ambas manos, coordinadas a su vez, con estímulos visuales y auditivos".
En mi experiencia como pianista, compruebo día a día que llegar a la coordinación de ambas manos, haciendo cosas diferentes cada una, donde se involucran además las habilidades visuales y auditivas, implica un complejo universo de conexiones, que una vez dominadas parecen muy naturales, pero conllevan un proceso de independencia y coordinación difícil y que requiere mucha práctica para lograr su dominio.
Entonces es lógico pensar, que estudiar un instrumento musical a edades tempranas, ayuda a poner en funcionamiento el cerebro, en sus más intrínsecos laberintos, obteniendo así un desarrollo del mismo que beneficia el aprendizaje integral del niño.
Además, la música comienza a instituirse como un medio expresivo y motor importante y a mediano plazo, necesario para el crecimiento completo y armónico del niño.
El estudio del lenguaje y la práctica de un instrumento musical debe ser parte primordial en la formación de nuestros niños. Es un camino interesante y motivador que conduce a su desarrollo integral, a través de un mundo armónico y pleno de belleza.
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